ARTE PARA NIÑOS: Joan Miró y El carnaval de Arlequín al alcance de los más pequeños

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ARTE PARA NIÑOS: Joan Miró y El carnaval de Arlequín al alcance de los más pequeños

30 propuestas para acercar el arte del s. XX a los niños | Arte para niños | ARTES PLÁSTICAS | Joan MIró al alcance de los más pequeños

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La pasada semana tuvimos la suerte de participar en las actividades que con motivo del Día Internacional del libro tenían programadas las Bibliotecas Municipales de Fuenlabrada, un municipio de 200.000 habitantes situado al sur de la Comunidad de Madrid que cuenta, ni más ni menos que con siete Bibliotecas Municipales. Allí que me fui para mostrar a unos estupendos y entregados niños que no solo los libros nos cuentan historias, que hay otras muchas maneras y medios de hacerlo. Y que si aprendemos a mirar de verdad, a mirar intensamente, descubriremos que los cuadros también nos cuentan muchas cosas, que en ellos se ocultan secretos,  historias que nos pueden llevar a otras épocas, a otros mundos, a otras vidas.

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Con esta presentación está claro para aquellos que nos seguís que los talleres que tenía preparados pertenecían a nuestra serie Mirar a través. Un cuadro. Una historia y los elegidos fueron El Jardín de las delicias de El Bosco, maravillosa obra con la que comenzó esta serie y del que ya he dado cuenta (aquí) y El Carnaval de Arlequín , obra pintada por Joan Miró en 1924, pieza clave de su época surrealista y perfecto punto de partida para hablar del imaginario de este genial artista.

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Si os parece os cuento la secuencia que seguí y cuyo resultado no me pudo gustar más. Aunque realmente ha sido un mes de abril donde he disfrutado como una niña de los talleres que he impartido, en especial de este Carnaval de Miró, de Las Meninas de Velázquez y de El dormitorio en Arles de Van Gogh. Estos dos últimos os los cuento otro día.

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1. Toma de contacto.

La sesión comenzó mostrándoles El carnaval de Arlequín directamente, sin información que pudiera condicionar. Una única pregunta: ¿vosotros creéis que los cuadros nos cuentan historias? Los niños, a solas con su imaginación, disfrutaron de un primer visionado y pusieron en común todo aquello que el cuadro les sugería. En este caso, para poder contextualizarlo mejor, vimos otros ejemplos surrealistas, concretamente Los Elefantes y Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar, ambos de Salvador Dalí y Golconda de René Magritte.

 

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Además de encantarles y sorprenderles los cuadros elegidos, todos llegaron fácilmente a la conclusión de que lo que estos tres autores pintan no tiene que ver con lo que pasa en nuestro día a día. Pintan cosas «diferentes» (hombres que caen del cielo como gotas de lluvia; elefantes con patas de insectos larguísimas; granadas de las que salen peces de los que a su vez salen tigres, de los que sale una escopeta…) en las que la imaginación parece estar muy libre. Alguno llego a decir que pintaban sueños y que en ellos la razón no tenía cabida. La verdad que no estuvieron nada mal sus definiciones de lo que es el surrealismo sin haber nombrado ni tan siquiera el término.

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Con la idea clara de que la historia que se encuentra detrás de El Carnaval de Arlequín la teníamos que entender de esa manera, como un sueño, como un mundo en donde todo es posible y nada es lo que parece, comenzamos la segunda parte del taller donde nos convertimos en detectives.

 

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2. Investigación.

Para poder investigar todo detective necesita pistas y eso es lo que yo, en esta segunda parte del taller, les doy. Unas pistas que en realidad son pequeños detalles extraídos del cuadro -en el caso de El carnaval del Arlequín una escalera, estrellas, ojos, insectos, discos, bolas del mundo, animales disfrazados, conos, notas musicales, peces…-.  Como ya he comentado en otras ocasiones una especie de Buscar a Willy que divierte y entretiene a los chavales pero que sobre todo les ayuda a tomarse tiempo frente a la obra aumentando con ello su capacidad de atención y concentración.  Imágenes que la primera vez que observamos el cuadro han pasado desapercibidas pero que una vez localizadas nos van a permitir dirigir nuestra atención desde ellas a la composición global de la obra y al significado que en ella adquieren.

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Una segunda parte que no les puede gustar más. Sobre todo cuando al encontrar la pieza les toca devolverla al cuadro. Siento un montón no tener imágenes de este momento porque todos querían ponerlas.

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3. Contamos la historia.

Ahora sí, localizados los detalles y con el cuadro en la cabeza es el momento  perfecto para contarles lo que allí está pintado. Para situarles en ese París de 1924 al que hacía unos años había llegado Joan Miró para intentar -como nos dice esa la bola del mundo presente en el cuadro- triunfar y dominar el mundo con su pintura. Un París que encontramos dibujado o disfrazado en este Carnaval a través de esa ventana desde la que se ve la Torre Eifel.

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Allí llegó Joan Miró en 1920 y se instaló en el taller que el escultor Gargallo tenía en la Rue Blomet coincidiendo con artistas como Masson, ErnstArp que tenían sus mismas búsquedas, sus mismos intereses, aunque todavía a ninguno le había llegado el éxito. Era época de penurias, el dinero escaseaba y el hambre era tal que Miró llegó a sentir auténticas alucinaciones. En una de ellas soñó una gran fiesta de carnaval celebrada en su estudio en donde todos sus amigos estaban disfrazados de los más extraños animales y a la que convocó a algunos elementos que acabarían convirtiéndose en invitados en muchos de sus cuadros, en parte imprescindible de su imaginario.

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La escasez de alimento hizo soñar a Miró con un gran carnaval en donde un arlequín (para muchos el propio Miró disfrazado) y un guitarrista autómata son los dos grandes protagonistas de la fiesta. Como les contaba a ellos, tal vez el insecto del dado que mete bolitas en la tripa de Arlequín sea algún amigo de Miró que intentó paliar su hambre.

 

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4. Creamos nuestro Carnaval de Arlequín.

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La última parte del taller la dedicamos a otra de sus partes preferidas: crear su propia versión del cuadro, y en esta ocasión venía con una novedad que he incorporado en otros talleres: realizar el cuadro en 3 dimensiones a partir de recortables. La cara de los veinte niños cuando salían del taller y le enseñaban y contaban la obra a sus padres, no tiene precio.

 

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Muchas gracias a todos los participantes, a los montadores, al personal de las Bibliotecas Antonio Machado y Tomás y Valiente -en especial a Conchi Pardo quien nos «encontró» y nos invitó a participar-. Sesiones como ésta hace que nuestro trabajo merezca mucho la pena.

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1 comment

Excelente y motivador para llevar al aula estas actividades que ayudan a desarrollar la capacidad creadora de los niñ@s.

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