ARTE PARA NIÑOS: El Futurismo al alcance de los más pequeños
30 propuestas para acercar el arte del s. XX a los niños | Futurismo | Las artes plásticas del s. XX al alcance de los más pequeños
tradición, el pasado y los signos convencionales de la historia del arte.
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Si observamos los primeros cuadros futuristas, la deuda con el cubismo parece más que evidente. Sus contornos reducidos a formas geométricas,la aparición de diferentes puntos de vista de un mismo objeto, las gamas cromáticas de algunos de sus cuadros… nos recuerdan inevitablemente a la manera de hacer del cubismo. No es extraño, ya que muchos de los artistas plásticos futuristas proceden directamente o son próximos a aquel movimiento.
Será ese intento de plasmar la transformación, el cambio, la velocidad el que les lleve a los futuristas a intentar un secreto deseo del arte de todos los tiempos: pintar la relación del tiempo con el espacio, reflejar y capturar el movimiento de la vida. Lo harán representando los objetos sucesivamente, pintándolos en varias posiciones, mediante secuencias compuestas. Un código que no nos es extraño pues siendo una de las fórmulas pictóricas más ancianas, en estos mismo años será técnicamente la base del cinematógrafo.
Giacomo Balla, La mano del violinista, 1912.
Los cuadros de Giacomo Balla son perfectos e incluso ejemplos científicos de la preocupación que tuvieron los futuristas por retratar la velocidad y el movimiento, pero los programas temáticos de sus cuadros se alejan de ese interés por la máquina al que antes aludíamos. Por ello no es casual la imagen con la comenzábamos el artículo ese Desnudo bajando la escalera, nº 2 de Marcel Duchamp, en donde el cuerpo humano es representado como una máquina en movimiento, síntesis perfecta de las ideas fundamentales que queremos trasmitir a nuestros alumnos.
Duchamp, partiendo de la multiplicación de puntos de vistas que ya nos había mostrado el cubismo, los utiliza para sugerir en su superposición esa sensación de inquietud, de dinamismo esencial de la vida contemporánea que tiene en lo maquinal y en la velocidad sus máximas señas de identidad.
Y el ruido se hizo música.
Antes de mostraros alguna propuesta para poder presentar de una manera amena el futurismo a los chavales, me gustaría aclarar un último punto. El futurismo es un movimiento global que, partiendo en algún modo de las artes plásticas, se extiende a numerosas disciplinas como literatura, danza, cine o música. Comentábamos desde el principio del artículo que en torno a la figura de Marinetti se congregó un grupo de artistas provenientes de todos los géneros que querían revitalizar el arte haciéndole partícipe de los logros y los cambios de la sociedad moderna.
Así que no es de extrañar que este intento de vigorización, de crear un verdadero arte de acción, con el propósito de rejuvenecer y construir un nuevo orden en el mundo los futuristas van a utilizar todos los medios expresivos que tienen a su alcance: arquitectura, urbanismo, publicidad, moda, cine, poesía… y por supuesto música.
En el caso de la música como en el resto de las disciplinas sus ideas quedaron plasmadas en dos manifiestos: el primero firmado por Pratella en 1910 y el segundo títulado L’arte dei rumori publicado en 1913 y firmado por el pintor y músico Luigi Russolo. Será este último el que traiga el cambio definitivo, la gran apertura, el motivo por el cual a la música futurista se la considera pionera de los grandes cambios que se van a suceder en lo musical a lo largo del siglo XX y que tendrán como máximo exponente la figura de John Cage. Y es que en este manifiesto Russolo no se limita a plantear la expansión de los recursos tradiconales que había utilizado la música hasta ese momento como manera de renovación del lenguaje, sino que pide una ruptura radical con todo música del pasado y la aceptación de las nuevas posibilidades sonoras que la sociedad moderna había traído. Por primera vez el espectro sonoro de aquello que consideramos música se ampliaba y el ruido entraba de lleno en la música.
Os podéis figurar que en 1913 no había guitarras eléctricas, ni pedales que distorsionasen el sonido y pudiesen producir la infinita variedad de timbres que existían en la sociedad moderna. Entonces, ¿cómo generaraban los músicos esos sonidos? Pues para tal fin el bueno de Russolo ayudado por Ugo Piatti creó unos instrumentos maravillosos, una especie de cajas, con una gran bocina y manivela a los que llamó entonadores de ruidos (intonarrumori). Algo tal que así.
Cómo se lo contamos a un niño.
Cuando les mostramos a los más pequeños cada una de las vanguardias artísticas lo que pretendemos es que quede claro que cada una de ellas propone una ruptura con la tradición, con la manera de pintar hasta ese momento y ofrece un lenguaje alternativo. De las hasta ahora mostradas podríamos decir que el cubismo nos enseñó a plasmar en un único cuadro muchos puntos de vista de un mismo objeto o que el fauvismo nos propuso jugar con el color, diferenciar entre colores primarios y secundarios y a disfrutar de las relaciones que se establacen entre ellos. Pues bien la idea que a mí me gustaría que quedase es que la pintura del futurismo en ese afán por mostrar los cambios, la transformación, el fluir continuo de la vida contemporánea va a mostrarnos, por primera vez, la manera de plasmar el movimiento en una superficie estática.
Perfecto y ahora cómo se lo cuento a mis alumnos. Lo podéis hacer de mil maneras diferentes pero en el caso de este movimiento y si estamos por ejemplo en un segundo ciclo de primaria yo daría papel y lápiz y plantearía una pregunta: ¿cómo pintaríais vosotros una chica que está corriendo en un papel? ¿Una señora paseando con un perro? o algo en apariencia mucho más simple, ¿cómo pintaríais una pelota que bota?
Le darán mil vueltas a la cabezas, unos dirán que no tienen ni idea, que eso es muy difícil, otros pintarán algo absolutamente estático pero seguro que alguno llega a plasmar la secuenciación en diferentes viñetas de los pasos que lleva esa acción.
O por el contrario pasáis directamente a ver los cuadros de los futuristas. Yo con estas obras no haría ninguna presentación, pondría directamente cualquiera de los cuadros de Giacomo Balla y estoy segura que el efecto que causará en vuestros chavales será de auténtica sorpresa y admiración.
Giacomo Balla, Dinamismo de un perro con correa, 1912.
Contemplado el cuadro comenzamos con las preguntas: ¿Es una foto con la imagen distorsionada o un cuadro? ¿Qué quería pintar el artista? ¿Cómo lo hace?… En este momento tenéis la clase perfectamente colocada y preparada para presentarles una nueva vanguardia. Toca al profesor decidir que más queréis contarles sobre el futurismo. Nosotros os hemos mostrados algunas posibles ideas. Esperamos que os sirvan.
Étienne Jules Marey (1830-1904) Cronofotografía