ARTE PARA NIÑOS: Marc Chagall al alcance de los más pequeños gracias a las Fábulas de La Fontaine
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No sé de dónde saca semejantes imágenes, debe de tener un ángel en la cabeza
Pablo Picasso
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No son estas las únicas palabras que Picasso dedicó al pintor vieloruso Marc Chagall (1897-1985), pero las hemos elegido porque probablemente tengan algo que ver con los grabados que hoy os vamos a mostrar. Unas obras realizadas por Chagal a finales de los años veinte en las que nos ilustra Las Fábulas de Jean de La Fontaine (1621-1695).
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Durante generaciones Las Fábulas que La Fontaine escribió entre 1668 y 1694 fueron el instrumento pedagógico preferido para mostrar los vicios y las virtudes del comportamiento humano. Inspiradas en los modelos clásicos, desde Esopo a Horacio, pero también en la tradición de los cuentos orientales, la mayoría de ellas tienen como protagonistas a animales antropomórficos, que encarnan la sociedad humana y sus defectos.
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Muchos son los ilustradores que se han sentido seducidos por ellas pero si hay uno que supo entender el universo de La Fontaine este, sin ninguna duda, fue Marc Chagal.
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El primer contacto de Chagall con estas fábulas lo tuvo en torno a 1922 cuando pasaba las tardes intentando aprender francés mientras su mujer le leía y releía el citado libro y él pintaba sus particulares visiones fantásticas. Algo le debió quedar en ellas de esa estética dual del escritor francés que tan bien sabe mezclar la densidad con la sutilidad y la fantasía con la realidad.
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Aunque para comenzar a ilustrar Las Fábulas propiamente dichas hubieron de pasar cinco años. Lo haría entre 1927 y 1930 a petición de Ambroise Vollard un reputado galerista apasionado de los libros ilustrados, que había lanzado la obra de Cézanne, Matisse, Gauguin o Picasso, con el que Chagall ya había trabajado ilustrando Las almas muertas, de Gógol.
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Tres años y muchos viajes para documentarse dieron como resultado los 300 grabados que pese la fascinación que sintió desde el primer momento Vollard, no pudieron ver la luz hasta bastantes años después. La dificultad de plasmar los colores empleados con las técnicas de grabado de la época; la llegada de la Segunda Guerra Mundial que hizo que Chagall abandonase Europa hasta 1948 y fallecimiento prematuro del propio galerista en un accidente de tráfico, hicieron que estos grabados, tras exponerse en París, Berlín y Bruselas fueron adquiridos por coleccionistas privados, perdiéndoseles a la mayoría de ellos la pista, incluso hoy día.
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En 1952 un crítico de arte amigo de Chagall retoma la idea original del encargo de Vollard y publica en Ediciones Verve 200 de estos grabados, 85 de ellos coloreados por el propio artista. En el post de hoy tenéis 15 de ellos. Si queréis ver más pinchad aquí. Si os apetece tenerlos en vuestra casa hoy es mucho más fácil. Entre otras editoriales Libros Zorro Rojo publicó en 2011 una cuidada edición de Las Fábulas de La Fontaine ilustrada con cuarenta y tres de estos gouaches (aquí)
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