MÚSICA CLÁSICA PARA NIÑOS: Peer Gynt de Edvard Grieg
40 obras de música clásica que todo niño debería conocer | En la cueva del rey de la montaña | Grieg, Edvard | Hadas brujas y gnomos en la música clásica | MÚSICA CLÁSICA PARA NIÑOS | Obras de música clásica que todo niño debería conocer | Peer GyntAunque con un día de retraso abrimos nuestro auditorio para hablaros de una obra que seguro que hace las delicias de los más pequeños. Su título Peer Gynt y su autor el compositor romántico Edvard Grieg (1843- 1907).
La obra que hoy vamos a escuchar nació como música incidental, es decir como música creada para acompañar a una obra de teatro, concretamente al drama en verso escrito 1867 por el escritor noruego Henrik Ibsen, autor de títulos tan universales como Casa de muñecas, Hedda Gabler, El pato salvaje o Un enemigo del pueblo. Ibsen acababa de escribir algo bastante diferente a lo que él acostumbraba: un drama en cinco actos que tomaba como base el folklore y la mitología nacional para contar la vida de un ambicioso muchacho que vive insólitas aventuras. ¿Os imagináis su nombre? Exacto, Peer Gynt.
Pero música y texto no nacieron a un tiempo. En un principio Ibsen concibió la obra para ser leída y no representada, ya que por su argumento planteaba grandes dificultades escénicas. Posteriormente cambió de idea y pensó que la introducción de música solventaría gran parte de estos problemas. Así que en 1874 decide ponerse en contacto con Edward Grieg y le ofrece componer la música de su obra.
No sabemos si en otras circunstancias el compositor hubiese aceptado el trabajo, pero los serios problemas económicos por los que atravesaba Grieg en ese momento le llevan a hacerse cargo de la composición de la que se iba a convertir en su obra más famosa. Y aunque no fue fácil para Grieg -un joven de 32 años que admiraba profundamente a Ibsen y temía no estar a la altura- lo cierto es que el escritor tuvo que reconocer que gran parte del enorme éxito que tuvo la pieza teatral se debía a esa música escrita para orquesta, soprano y coro creada por Edward Grieg y concebida en un primer momento para rellenar espacios muertos.
Ante la respuesta del público, Grieg decidió que la música debía tener vida al margen de la pieza teatral de Ibsen por lo que rescató algunos de los números más representativos y con ellos creó dos suites que se han convertido en unas de las obras más populares de la música clásica. Hoy vamos a comentar la primera de estas suites, escrita en 1888 y conformada por cuatro números: La mañana, La muerte de Ase, Danza de Anitra y En la cueva del Rey de las Montañas.
Pero antes de comentaros y guiaros en la escucha de cada uno de estos cuatro números, os cuento a grandes rasgos el argumento de la obra de teatro.
Peer Gynt es un travieso muchacho, egoísta y ambicioso que no ve más allá de sus propias narices y sueña con ser rico y poderoso, por lo que un día decide abandonar su pueblo y recorrer mundo en busca de esas riquezas y placeres que tanto anhela. Veinte años después de su partida y con muchas aventuras vividas -que le llevarán a raptar una novia para posteriormente abandonarla en las montañas; a seducir a la hija del rey de las montañas; a viajar a África donde se convierte en tratante de esclavos y será tomado por profeta; a vivir una tormenta que hunde su barco cuando intenta rico y cansado volver a su país natal o a encontrarse con La Sombra un personaje que le revela dónde está su destino –regresa a su pequeño pueblo para descubrir que la felicidad estaba precisamente allí, en los brazos de Solveig aquella muchacha a la que abandonó hace veinte años y que hoy vieja y enamorada todavía le espera.
Ahora sí, hablemos de la música.
La Mañana.
La primera suit comienza con La mañana, probablemente una de las piezas más conocidas de Grieg. El propio compositor la describe con la siguiente frase:
Imagino al sol rompiendo entre las nubes al primer fuerte.
Imagen perfecta de lo que es una evocación del amanecer que el compositor creó no para el comienzo de la pieza de Ibsen sino como preludio del cuarto acto. Lo que escuchamos en esta pintura sonora del amanecer por excelencia, es la melodía desplegándose en un solo de flauta que poco después lo tomará el oboe para establecer entre ellos un delicioso diálogo que finalizará con un crescendo resplandeciente, -¿ese sol rompiendo entre las nubes?-, a cargo de las cuerdas (0,57 min) encargadas de desarrollar, con toda la grandiosidad que lleva implícito, este conocido tema.
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Lo volveremos a escuchar, esta última vez a cargo de la trompa (2’23 min) iniciando un lento declive, como si el amanecer se fuese desvaneciendo serenamente.
Se suele poner este número como uno de los ejemplos más logrados de música descriptiva, con perdón de Vivaldi y sus Estaciones, y la verdad que algo de ello hay. Recuerdo un compañero de la materia de plástica que se la ponía siempre a sus alumnos, año tras año, para que dibujasen aquello que la música les evocaba. El resultado era realmente sorprendente. Aquellos niños desconocían por completo la obra que era, no sabían que era una evocación de la mañana y lo que pintaba siempre era algo perfectamente luminoso, como un despertar.
La muerte de Ase
Ase es la mamá de Peer Gynt a la que un día dejó en su pueblo en busca de aventuras. En el tercer acto del drama de Ibsen fallece y Grieg escribió para la ocasión una pieza de extremo dolor, escrita a partir de una melodía desgarradora, desoladora, desnuda, podríamos incluso calificar, confiada a la cuerda con sordina. Pero pese a lo doloroso de la situación que representa, el hijo que ha llegado al lecho de su madre moribunda, sorprende la enorme serenidad que la música trasmite.
La danza de Anitra
La búsqueda de aventuras lleva a nuestro protagonista a África. Allí, en el cuarto acto de la obra de Ibsen, nuestro protagonista va a ser tomado por profeta y como tal invitado por un jeque a que se aloje en su séquito. Pero a nuestro querido Peer no se le va a ocurrir mejor idea que secuestrar a la bella Anitra. Aunque las cosas no le saldrán como él quiere pues la joven lograrán deshacerse de él, dejándole a su suerte en el desierto.
El número que escuchamos es la danza que Anitra dedica a Peer para seducirle. Con ritmo de mazurca sostenido por el triángulo y el pizzicato esta danza grácil es interpretada en su mayor parte por los primeros violines. Hay quien en el acorde del comienzo y en el del final ve el viento del desierto.
En la casa del rey de las montañas
Si con La mañana decíamos que estabamos ante una de las piezas más concidas de Grieg lo mismo podríamos decir de éste número, reconocible por cualquiera. Esta popularidad se debe en gran parte al cine ya que ha sido utilizado en contextos tan distintos como los Pitufos (es el leit motif del personaje de Gargamel) o en M, el vampiro de Düsseldorf, de Fritz Lang, en este caso era la tonada que silbaba el asesino de niño, por citar algunos casos.
En la obra teatral de Ibsen aparecía en un contexto bastante distinto. Dentro de la mitología nórdica en general y noruega en particular los gnomos, los trolls… son seres peligrosos, sanguinarios que no permiten que nadie se adentre en sus dominios. Pues nuestro querido Peer, os podéis imaginar que lo va a intentar, con la única intención de seducir a la hija, precisamente del rey de los trolls. Lo conseguirá pero justo en el momento en el que nuestro protagonista huir de forma sigilosa de la cueva se da cuenta de que tiene a cientos de trolls mirándole con la única idea de devorarlo.
La música nos describe perfectamente la acción. Comienza evocándonos la oscuridad de la cueva y el paso ligero, de puntillas para que nadie se percate de su presencia, de Peer Gynt tratando de salir de ella. El fagot, el violonchelo y el contrabajo suenan de forma casi imperceptible, de forma pesante, recreando esos pasos. Al poco se le unen el oboe y los violines en pizzicato, pero entonces algo pasa, la música comienza a acelerar, se van uniendo cada vez más instrumentos y un crescendo nos va a llevar a un tutti estruendoso. Son los trolls que furiosos surgen como de repente queriéndolo devorar. La pieza concluye con el toque contundente de las percusiones: Han atrapado a Peer Gynt.
Escuchemos como en apenas 2’30 Edward Grieg nos permite imaginar perfectamente la escena.
Hasta aquí La primera suite de Peer Gynt. Si os ha gustado este fin de semana os dejaremos una segunda entrega en el que además de proponeros versiones, Licencia Creative Commos, para que podáis descargaros os hablaré de los números que componen la 2º suit de Peer Gynt, escrita tres años después.
Excelente documento para aplicar en la educación musical de los niños.
Nos encanta que te guste. Muchas gracias por tu comentario. Un saludo. Ana
gracias por compartir estos valiosos materiales.